Energía eólica, clave en el desarrollo de la transición energética en Galicia
El desarrollo de la energía eólica en Galicia representa una oportunidad estratégica para la región y para España en su conjunto. Con 3.874 MW instalados, Galicia es la tercera comunidad autónoma en capacidad eólica, aportando el 14% de la potencia nacional. Esta tecnología no solo posiciona a Galicia como un líder energético, sino también como un motor de desarrollo económico y social, generando empleo de calidad, promoviendo la inversión en zonas rurales y contribuyendo significativamente a la economía circular.
El informe publicado este mes de diciembre de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) y Deloitte destaca que España necesita acelerar el despliegue de nueva potencia eólica para alcanzar los objetivos de descarbonización de 2030. Galicia, con su experiencia y su robusta cadena de valor que incluye fábricas, centros logísticos y conocimiento técnico, está bien posicionada para liderar este esfuerzo. Sin embargo, enfrenta desafíos como la judicialización de proyectos, la aceptación social y la necesidad de repotenciar parques eólicos antiguos, elementos que deben ser abordados con políticas públicas claras y con la colaboración de todos los actores implicados.
La eólica marina flotante es otro ámbito con un potencial inmenso para Galicia debido a su ubicación estratégica en la cuenca del Atlántico y a su consolidada cadena de suministro. Este sector emergente requiere un marco normativo claro que permita convocar la primera subasta en 2025, abriendo nuevas posibilidades de inversión y consolidando a Galicia como un referente en esta tecnología. Además, la repotenciación de los parques eólicos actuales debe priorizarse, ya que permitirá optimizar los recursos existentes y aumentar la eficiencia energética con un menor impacto ambiental.
En un momento crítico para el sector energético, Galicia tiene la oportunidad de liderar la transición hacia un modelo más sostenible. La energía eólica no solo es fundamental para reducir emisiones y cumplir con los objetivos climáticos, sino que también es una herramienta para dinamizar la economía regional, atrayendo inversión y fortaleciendo el tejido industrial. Si se logran superar los retos actuales, Galicia estará en la vanguardia de la innovación y la sostenibilidad, demostrando que la transición energética puede ser también una transición económica y social hacia un futuro más verde y próspero.